Clínica de Fisioterapia El Arenal

"Solo decirte que he ido está mañana y la recomiendo a todass un saludo....."

"He estado solo una vez pero ya me he sacado un bono para ir dos veces más el trato es correcto las instalaciones son correctas sin ser unas instalaciones de lujo se ofrece un buen servicio a un precio muy adecuado cómo pienso ir más veces según me traten iré escribiendo"

"Mi experiencia ha sido totalmente negativa. Compré a través de groupon seis sesiones de depilación láser diodo para medias piernas de una máquina que traían de Madrid con el personal incluido. No me convencía demasiado la efectividad porque no veía resultados en las primeras sesiones pero no me quise desanimar hasta llegar a la sexta sesión (última). Es una ESTAFA, apenas ha dado resultados pero lo peor de todo es la falta de educación y formación del personal, quitándose toda responsabilidad y manifestando que si no ha sido efectiva es porque no me he rasurado los dos días previos a la sesión o bien por cambios hormonales (totalmente falso). Con lo cual además de robarte te dejan por mentirosa, en lugar de dar explicaciones con educación se limitan a tomarlo como un ataque personal dejando ver su falta de profesionalidad y sobre todo de educación. IMPRESENTABLES!!!"

"Negligentes en todos los sentidos Una pena que la palabra 'improfesional' no esté registrada, porque no encuentro mejor vocablo para definir a todos y cada uno de los trabajadores de esta clínica. Empezando por la recepcionista: es lo que comúnmente se conoce como "choni". Pensar que tanto la longitud como la anchura de la raya dibujada en el ojo es sinónimo de elegancia y buena presencia es como pensar que usar chanclas con calcetines hasta las rodillas es glamuroso y refinado. Decir respecto a esto que no es el asunto más relevante para describir la experiencia. Cogida de la mano del aspecto grotesco de dicho sujeto se encuentra la soberbia, la falta de tacto a la hora de tratar a los clientes (porque no nos olvidemos, somos clientes), la demostrada incultura ("haiga" en vez de "haya" fue de lo más destacado y reiterado), la repetición de sonidos como "ehhh", "ahhh", "mmmm" a la hora de expresarse y no llegar a terminar una oración que ya ha empezado otra, la abrupta interrupción cuando el cliente habla o el excesivo hedor a perfume barato son otros aspectos que han afectando a mi opinión. Centrándome ya en los "expertos" encontramos dos individuas con las cuales he tenido la desdicha de topar. La primera de cuyo nombre no quiero acordarme (Raquel, creo que se llamaba Raquel) justificaba su desmesurado y regular retraso ('retraso' ya que 'impuntualidad' tampoco está reconocido) a la dificultad para estacionar su vehículo. Como si a mí, primeramente, me importara lo más mínimo algo tan irrelevante y nimio; y como si, para continuar, fuera realmente una excusa lo suficientemente importante como para disculpar su actitud y su desinterés para con su trabajo y para con sus clientes. Sumarle además que sus manos eran tan suaves y su fuerza era tan inefectiva que llegué a entrar en la duda de si verdaderamente estaba masajeando mi cuerpo o acariciándolo. De la siguiente protagonista sí es cierto que no sé su nombre y no porque no lo recuerde, sino porque jamás llegó a presentarse. Esta persona fue todo lo contrario que Raquel, así fue, que pensé que en vez de manos tenía martillos. Aquél día salí de allí con la cara pálida y con un mareo que tardó bastante en pasarse. Pagué 3 sesiones de 60 minutos que se convirtieron en un verdadero suplicio. La primera sesión duró a penas 45 minutos. Para la segunda sesión me tuvieron esperando más de 30 minutos de pie en su abarrotada e incómoda sala de espera (no es realmente una sala, es como un hall en el que hay 4 o 5 sillas y la recepción justo en frente). Además, no les quedaban habitaciones libres y me colocaron en lo que ellas llaman "El Gimnasio", que de gimnasio tiene menos que los parques públicos en los que el ayuntamiento amablemente ha colocado alguna máquina estática. La situación me parecía una auténtica vergüenza, algo que no haría yo en mi negocio si realmente me importara y me preocupara por él. Además, volvieron a robarme casi 20 minutos de mi sesión de 60, dando por finalizado el masaje antes. En mi tercera sesión fui a primera hora para evitar que me pasara como la vez anterior. "Cuanto antes vaya, menos retraso habrá", pensé. Nada más lejos de la verdad. Lo cierto es que entré 10 minutos antes y no tuve que ver la cara de choni de la secretaria, pues, ¡qué sorpresa!, no había llegado aún a su puesto de trabajo. Pero esos 10 minutos se convirtieron en una serie de prolongadas y reiteradas interrupciones durante mi masaje. La chica estaba sola en la clínica y empezaron a venir más clientes y era ella (ya que la recepcionista se encontraba ausente, seguramente estaría buscando aparcamiento, ¿Quién sabe?) la que tenía que atender el timbre, la puerta, el teléfono, hasta al técnico del aire acondicionado! Una vez más, volvieron a robarme 20 minutos de mi sesión, pero aquella vez salí con tal malestar y mareo que decidí huir de allí y no volver nunca más tan rápido como fuera posible. Ha sido una de las peores experiencias en mi vida por la cual he tenido que pagar. No se lo deseo a nadie."