Supermercado Hiperber Centro de Congresos Carrer Eugenio d'Ors, 2, 03203 Elx, Alicante

"La fruta y verdura de allí está mala yo compré boniatos y estaban negros por dentro no lo recomiendo"

"Es pequeño, pero tienen de todo, y los trabajadores muy amables"

"Sitio indicado para tus compras diarias. Buen trato y buen servicio."

"Buen supermercado. Nivel provincial. Compre carme fresca, sin envasar. Exactamente pollo. Al hacerlo a la plancha no soltó la cantidad de "agua", "liquido", o lo que sea que suele soltar el empaquetado y además sube que puedes llevar tu envase, algo que haré la próxima vez."

". Hola. Accedo a la tienda, descuelgo mi mochila de mi espalda, la coloco en una de las casillas metálicas habilitadas para tal fin (puesto que no se permite la entrada con mochilas), extraigo mi moneda del bolsillo de mi jeans y upps... me doy cuenta de que la casilla sólo funciona con monedas de 1 euro y la mía es de 50 céntimos. Habitualmente llevo el monedero, pero hoy casualmente sólo billetes y dicha moneda de 50 céntimos. Me dirijo a la persona que en ese momento ocupaba la caja próxima a las casillas, empleando para ello unas palabras similares -por no decir idénticas- a: "Disculpe. Me he confundido: pensé que las casillas también funcionaban con monedas de 50 céntimos. Por favor, ¿me puede cambiar?" La persona, ocupada en ese momento contabilizando dinero de la caja, mira mi billete de 10 euros, y: FINAL 1. Con una presuntamente indiferencia difícil de superar, no responde palabra alguna, y hace una especie de ademán con uno de los brazos, señalando a la otra caja -en ese momento ocupada por numerosos clientes-. El autor de estas líneas, siempre alérgico a los conflictos y con una clara sensación de no querer creer lo que sucede en una empresa con tanta solera y buen saberhacer en nuestra ciudad, ha respondido: "Bueno. No se preocupe. Dejo mi mochila en casa, y vuelvo. No hay ningún problema". Cuando he dejado mi mochila en casa, y he valorado la presunta no muy buena atención al cliente, ya no tenía ganas de volver... pero sí de devolver. FINAL 2. Con una sonrisa de complicidad inconmensurable, la persona coge amablemente el billete, lo cambia por monedas y me vuelve a sonreír a la vez que emite las palabras "No se preocupe: estamos para ayudarle si lo necesita. Aquí tiene su cambio. Espero que encuentre todos los productos que desea". Acto seguido, cierro la casilla -con una moneda, ahora sí, apropiada-, accedo al interior de la tienda, realizo felizmente mi compra; y al salir, saludo vigorosa y afectuosamente a la persona en cuestión: "Muchas gracias por su amabilidad. Hasta otro día". Al llegar a casa me doy cuenta de la gran importancia de la buena atención al cliente como factor clave para el éxito de una empresa."