Caffè Terzi Mandasko Dukearen Pasealekua, 46, 20012 Donostia, Gipuzkoa

"La cafetería se encuentra adentro de la tabakalera, centro cultural en el centro de San Sebastián. Tiene una zona amplia con muchas mesas y con una luz bastante tenue que deja el lugar un poco oscuro. Pero en general muy tranquilo y pacífico. El desayuno tenía varias opcione."

"Si estás considerando tomar un café y utilizar el portátil/ tablet, está no es tu mejor opción: Dentro no hay cobertura, el establecimiento no cuenta con wifi (o no me han dado esa opción), y si no funciona el de Tabakalera, no hay manera de tener conexión. Por otro lado, a pesar de tener terraza, (donde si hay cobertura) no se permite utilizar el portátil (supuesta política de Tabakalera). A pesar de poner en conocimiento mi urgencia de realizar una llamada y estar consumiendo, no me han ofrecido ninguna alternativa más que marcharme de la terraza. Relación servicios / precio, bastante mejorable."

"Café de especialidad de verdad y sin vueltas. Tienen varios granos para elegir (he visto hasta 4/5) y de distintos orígenes. Se especializan en espresso pero también usan máquina de filtro. Alto nivel de calidad y muy por encima del resto de la ciudad. No se enfoquen en malas críticas: son gente seria pero con excelente atención."

"No es la primera vez que me llevado una decepción en este lugar, alardean del café pero la realidad es que en corriente! Lo que nos pasó es que queríamos un batido de vainilla y o otro de chocolate al final era leche entera con un chorro de esencia de vainilla 3€ y leche un una cucharada de cacao amargo 3€ Nada buenos !"

"DESINFORMACIÓN Y SABLAZO. El domingo 28 de agosto nos preparábamos para una dura jornada en un puesto del mercadillo del Dabadaba que se celebraba en el parque de Cristina Enea dentro del festival Glad is the Day. Una vez colocado nuestro puesto nos fuimos a tomar el café matutino que acostumbramos a tomar y nos pareció oportuno hacerlo en la terraza callejera de Tabakalera, ocupado por el Café Terzi. Nos sentamos y como no venía nadie a atender nos dirigimos a la barra y pedimos un café con leche descafeinado de máquina y un cortado que le añadí la coletilla de “rico”. Por ésto el camarero me ofrece uno de El Salvador sin más detalle y motu propio decide que hace los dos del El Salvador. Aclaro que cuando pido “un café rico” quiero que me lo hagan con cariño, no con desgana, que la mano influye mucho en el resultado. En el mismo momento nos ofrece algo para acompañar el café y pedimos bajo su sugerencia una tostada con aguacate que nos la trae asombrosamente casi de inmediato cosa que al comerla pensamos que estaba preparada anteriormente ya que el pan estaba humedecido en exceso y no estaba crujiente para nada, por cierto el aguacate era una pasta que definió como mantequilla de aguacate. Nos traen los cafés y puedo afirmar que la espuma del cortado estaba buena, media tacita era espuma y no exagero y el café muy flojito, no como para despertarse y activarse a la mañana. En cuanto al café con leche que era mas bien poca cantidad habrá que fiarse que era descafeinado de El Salvador, que en todas las especialidades de café dispongan con y sin cafeína. Pedimos la nota y llega la sorpresa 3’20€ por el café con leche y 3’00€ el cortado le participamos al camarero nuestro pasmo por los precios de los cafés, nos responde que al decirle que el cortado fuera rico había pensado que el café de El Salvador nos iba a parecer bien. Pues bien puede que esté bien que piense, pero lo que sí debe pensar, es en ofrecer información y preguntar por los gustos para hacerse una idea de lo que el cliente quiere, no por ciencia infusa cual vulgar pitonisa, decidir que es lo que voy a desear, si no me conoce de nada como me pueden conocer los camareros que me sirven todos los días, y ellos sí me pueden sugerir conociéndome cosas que posiblemente acierten. Por no decir que no nos presentó una carta de precios, calidades y cualidades, para que el cliente sepa a que atenerse tanto por precio como por características organolépticas o lo que fuere, vamos que poca clase he visto, me he acordado de una frase de mi padre que les llamaba desertores del arado a cierta gente que trabajaba sin mucha formación donde no les correspondía. Además, ante el asombro que manifestamos por esos precios la contestación del profesional cuando menos no fue afortunada, ya que nos dijo que no nos cobraba “a precio de guiri”, literal, vamos que parecía que quería decir que, a un guiri como dijo él, le cobraría más. Recientemente hemos visitado dos flamantes cafeterías de dos nuevos hoteles de Donosti, de cuatro estrellas que nos cobraron bastante menos y nos atendieron de lujo, creo que no volveremos a este lugar. Por cierto y para terminar en la nota no pone tostada sino bizcocho. Sin comentarios."