Nails Boutique G. Revilla Gregorio de la Revilla Zumarkalea, 8, Abando, 48011 Bilbo, Bizkaia

"Un centro muy bueno y recomendable para hacerse las uñas. El esmalte dura tres semanas perfecto y el trato allí es inmejorable. Además, tienen multitud de servicios además de las uñas. Por lo general, todas las chicas son superamables, pero yo siempre elijo a Aída, que es la mejor."

"Experiencia bastante regulera. Fui a hacerme la manicura semipermanente un miércoles y el jueves ya tenía una uña estropeada. Llamé y es cierto que de forma súper amable me dieron cita para arreglármela el viernes. Fui y todo muy bien pero el domingo se me estropeó otra y el lunes otra. Me las hice porque me iba de viaje y quería que me aguantaran, me dijeron que me aguantarian 3 semanas pero la verdad es que no me han aguantado ni 3 días. Me hubiesen durado más haciéndomelas yo misma. Las chicas que trabajan allí son encantadoras y creo que hacen bien su trabajo pero imagino que los productos no son de calidad..."

"Me atendió una chica y casi no me aplicó esmalte. Las uñas no tenían cobertura y en cuestión de cinco días se empezaron a despegar. Fui a pedir que me las repitieran y como había pasado una semana me quisieron cobrar el servicio completo de nuevo."

"Por un lado, aunque cojas hora siempre te hacen esperar. Por otro lado, te estafan a la cara. Te dan una tarjeta de fidelidad por la que cada vez que vas te ponen un sello y con eso, la décima sesión te sale gratis. Pero cuando llega la décima, te dicen que se ha caducado. Por supuesto en la tarjeta no ponen ninguna fecha de caducidad y el personal tampoco te avisa. La falta de profesionalidad y de educación son evidentes. Yo no voy a volver y mis conocidos tampoco."

"Sin duda no se lo recomiendo a nadie. El peor servicio en extensiones de pestañas. Me atendió una chica que claramente no sabía realizarlas y porque me quejé y negué a pagar que si no, me las hubieran cobrado como si nada. Para empezar no sabía ni como empezar y a parte me puso tal cantidad de pegamento que quedaron las propias postizas pegadas entre ellas y pegadas con las de abajo de manera que no podía abrir los ojos. Para conseguir abrirlos me arrancaba las pestañas sin utilizar ningún producto ni emplear cuidado alguno. Me quedaron muchos huecos libres y fui yo la que tenía que ir guiándole en donde colocar. Pedí mezcla de volumen con normal, que me quedasen tupidas y lo único que conseguí fue casi salir como entré. Como el servicio estaba mal hecho me derivaron al centro de General Concha a la tarde siguiente alegando que solo era cuestión de rellenar cuatro huecos cuando la compañera que me las quitó, porque no tenía solución ninguna salvo esa, me dijo que estaban completamente mal hechas y que le habían pasado mal la anotación. No pienso volver."