Peluquería Guocci Estilistas Calle de Iturrama, 60, 31008 Pamplona, Navarra

"Peluquería familiar y acogedora. Excelente relación calidad - precio con amplio horario y productos naturales. Me ha tocado ir con un bebé las últimas veces y Sofía me ha puesto todas las facilidades. Lo mejor, un alisado con queratina que me hice antes del verano con el que no me tengo casi que peinar. Sólo puedo decir que estoy muy feliz con ellas."

"Siempre salgo encantada! Llevo varios años viniendo a esta peluquería y me han hecho diferentes tratamientos como keratina, hidratación, mechas balayages (es el único sitio que las han hecho como quería ) tinte, corte de pelo… tienen mucha paciencia y dedican el tiempo que haga falta para que quede perfecto, 100% recomendable"

"Las peluqueras son fantásticas, siempre acierto con el corte y el color. El trato es siempre muy amable y lo mejor, me cogen sin hora. Muy recomendable!!"

"Vaya por delante que jamás he puesto una mala valoración. En este caso, no me puedo resistir. Entré con mi pelo rubio (mechas rubias hechas por mi peluquera habitual hace 3 meses) a volver a echar mechas similares para disimular la raiz, y salí, después de 5 horas, con unas mechas que dan a mi pelo un color castaño con una tonalidad grisácea que quita toda la luminosidad que tenía anteriormente. 141,5 € mechas y cortar. Al día siguiente intentan arreglar, matizando, con poco éxito. En cuanto vuelva mi peluquera habitual intentaré que me vuelva a dar mis mechas como antes..... Tiempo y dinero perdido. Sin contar con el disgusto, claro..."

"Estuve el otro día, para que me efectuaran un corte de pelo. En lo concerniente al mismo, no me quejo. No obstante, voy a reseñar algunos aspectos que me resultaron desagradables y preocupantes. La peluquera me sometió a un interrogatorio de índole personal. Se interesó por mi situación personal, familiar y sentimental. Quisó saber si vivo sola o acompañada y cómo es la casa en lo referente al tamaño. Tuve la sensación de que pretendía engañarme y me sentí muy incomoda. Me abrasó, con el secador de pelo, una oreja dos o tres veces, causándome un dolor insoportable. Al preguntarle si utilizaba productos orgánicos, me señaló tres o cuatro frascos situados en una estantería. Sin darme tiempo a mirar siquiera, su hija me espetó a ver cuál quería. Percibí una desmesurada avidez por vender, la cual ni fue de mi agrado en absoluto."