Cafetería La Espiga Calle de Castrillo de Aza, 22, Vallecas, 28031 Madrid

"Sitio muy agradable,todo tipo,de bollería,y pan,muy bueno tod o ,y muy amable ,todo el personl"

"Lugar perfecto para tomar algo (tanto dulce como salado) No más de 4-5 personas por mesa, el local es pequeñito."

"Voy a relatar un percance que he tenido con el dueño del local, un tal José. Somos clientes de siempre y vamos, como van la inmensa mayoría, por los camareros (encabezando los mismos Javi ) que tiene y no por el. Si solo estuviese él tras la barra apenas entrarían clientes. Esto no lo digo yo, lo dice la mayoría de los que vamos a ese local. Para dirigir un negocio como es un bar, hay que tener empatía y José no la tiene en absoluto. Como digo, éramos clientes de siempre. No somos clientes de una única caña, no, para nada, somos clientes de tomar varias. De siempre, he visto clientes que han entrado con sus perros en el local (estando él). No es que el bar sea una perrerera, pero si que es cierto que he visto algún perro en brazos, o no, y nunca pasó nada. Siempre eso si, han sido perros pequeños y muy educados. Pues bien, el otro día estoy con los amigos y llevo a mi Caniche Toy (2´5 kg, un amor) y la tengo en todo momento en brazos y claro, la gente la acariciaba y la decía cosas. Un apunte; no es la primera vez que entraba al local con la perrita estando él. En un momento dado, José (se conoce que le pico algo), llama a Javi y le empieza a echar una bronca del 15. Yo me percato de que algo pasa por la cara del pobre Javi. Acto seguido, le dice a Javi que llame a Fram y les mete una chapa de flipar. La imagen era surreal y las caras de Javi y Fran un poema; un jefe "regañando" a sus 2 camareros delante de todo el mundo. ¡En fin!, pero así es este “señor”. Acto seguido viene Javi y me dice que los perros no pueden estar en el local; ¡alucinante! No solo siempre han estado, si no que además, lo que realmente me molesta es que José no tenga el valor de decírmelo él. Le digo a José que quiero hablar con él pero le digo que vayamos a la zona de entrada de la pastelería. Le estoy hablando y recriminando esa actitud y me intenta cortar hasta en 2 ocasiones, levantándome la voz y diciéndome que “estas en mi casa”. Le recrimino su conducta, me pongo serio y le digo que lo que tenía que hacer es poner una placa de prohibido perros (que al día siguiente puso) y, sobre todo, ser coherente. Repito, en este local han entrado perritos pequeños y no ha pasado nada y le mencioné alguno de los que han pasado estando él. Las personas merecen respeto José, y tú con tus compañeros, no con tus empleados, tus compañeros (que son los que te mantienen el negocio) más aún. Si tienes que decirles algo, te los llevas a la parte trasera y les dices lo que sea y no ahí delante de todo el mundo en un claro abuso de autoridad y prepotencia. Lo curioso es que la gente lo hablaba fuera y comentaban que no le tragan. Más vale que cuides a la gente que tienes porque de lo contrario, se te hunde el negocio."

"Enrique Marcos, totalmente de acuerdo contigo. Es una pena que un sitio que es bonito, se convierta en un lugar tan desagradable por culpa de lo antipático que es el dueño. En cuanto a lo de los perritos, son mucho más educados que muchas personas y es de ser una persona muy obtusa el no dejar que entren en un local, que, perdona José, NO ES TU CASA, ES DE LOS CLIENTES QUE SOMOS LOS QUE PAGAMOS. SIN NOSOTROS NOS TENDRÍAS NEGOCIO, guapetón!!! y por favor, respeta a tus empleados, que son más agradables que tu, en especial JAVI."

"Mi marido y yo vamos con los amigos por Javi, si no estuviera él pasábamos olímpicamente. El dueño, un tal José, siempre está con cara de acelga. Un borde del 15. He leído la opinión del percance que hubo con el perrito y yo estaba allí. Siempre han pasado perros y no ha pasado nada. Su comportamiento, el de José, fue chulesco en todo momento pero el señor que le recriminó su actitud le puso en su sitio. Al día siguiente pone el cartelito de perros no. Nosotros vamos cuando no está el, pero vamos, el día que se pire Javi se queda solo."