Colegio Nuestra Señora de los Ángeles Calle la Canción del Olvido, 55, Villaverde, 28041 Madrid

"Muy buen colegio y excelentes profesorado que dan lo mejor de si y forman a los alumnos de la mejor manera, para mí es un 10. De lo mejorcito del barrio. Educación y valores van de la mano. Tienen un gabinete de orientación escolar estupendo donde tratan a niños con TEA."

"Si no fuera por lo despota que es Isabel la de la papelería le pusiera 5 estrella muy Buen colegio y Cristina siempre te recibe con una sonrisa ☺️"

"Ante todo, entiendo a loa antiguos alumbos que hablan de prácticas educativas que se llevaban en sus tiempos de colwgio. Hace 40 años y menos no estaba mal considerado un cachete i adote por oarte de padres y, en otra medida, de profesores. Nada que ver con la actual pedagogía. Basada en los valores, la formación y con todos los medios posibles para formar y educar. Profesores más jóvenes, innovación educativa, digitalización y formación del profesorado. Durante muchos años ha sido mi lugar de trabajo y de vivir. Ahora ya no estoy allí y, por eso, me atrevo a escribir. Y no me gusta nada leer comentarios sobre este centro basados en experiencias muy antiguas. Animo a todos los que han disfrutado y aprendido en este centro a que ayuden a difundir lo bueno, y también los fallos, de su, nuestro, colegio."

"Puede que sea uno de los mejores colegios que haya en la Ciudad de los Ángeles. La capacidad del profesorado en reinventarse año tras año, hacen que se merezcan las 5 estrellas, porque son grandes profesionales. También hay que tener en cuenta que es uno de los colegios, que tiene aula para el espectro autista y cada año realizan una actividad para concienciar más a las personas pero sobre todo a sus alumnos."

"Acoso escolar por parte del profesorado. Estuve en este colegio desde el año 72 al año 81, marcaron mi vida para mal. Acoso por parte de los compañeros no había, en aquel entonces, lo que si existía era acoso y maltrato por parte del profesorado, tanto seglares como frailes. Recuerdo maltrato físico y castigos alentados por la institución, contra los niños que eran "molestos". Han pasado muchos años, pero la experiencia es imborrable, yo era un niño hiperactivo, por eso "molesto" y te estabas quieto o te dejaban quieto. Te pegaban en las manos, en la cara, con la regla de madera... No tengo palabras para definir la crueldad de los frailes mercedarios en esos años. Lo pasé mal y mi hermano heredó el trato al compartir apellido. Por nada del mundo llevaría a mis hijos a un colegio así."