La Que Se Lía Calle de María de Molina, 37, Chamartín, 28006 Madrid

"Calor insoportable. Servicio inexistente de limpieza en baños y resto del local. Se caían copas enteras al suelo y nadie las recogía. Al final se baila sobre un gran charco de alcohol. El baño era equivalente al de un baño de carretera. Cero recomendable este lugar"

"Cobran por absolutamente todo y precios de una discoteca en el centro de Ibiza. Muy poco ambiente para un prefestivo. Opciones más económicas por Madrid. Cero recomendable! Cuida tu cartera"

"Luces y sombras. 15€ entrada me parece una estafa muy seria, pero gracias a no se quién que tenía mano, pudimos entrar gratis y ahí la cosa cambió con la pulserita del reservado. Los camareros eran más secos que tu lengua chupando canela, pero cumplían, además nos cambiaron los precios varias veces a lo largo de la noche. La cerveza pasó de costar 4€ a 6€ sin motivo aparente.¿? El dj un tanto malo, con prisas por acabar las canciones rápido, sin dejarlas sonar, y mezclando temas trasnochados, con otros buenos y con reggaeton etándar...(si te mola este rollo). Tres veces le pedí un tema, amablemente, tres veces me ignoró, amablemente también. Por otro lado los porteros se mostraron razonables cuando, tras echar a uno de nuestro grupo, por algo que no alcanzó ni la categoría de riña infantil, les hicimos ver que era muy exagerado echarle. Jamás en la vida he visto a un puerta cambiar de decisión y, habiendo echado a alguien, volverle dejar a entrar, así que en ese sentido bien. Lo mejor que hay allí es Anita, la chica de la limpieza. Una pura magia que hace su trabajo de maravilla, que tiene los baños muy limpios y que con toda su buena paciencia nos limpió dos copas que se nos cayeron, a este hatajo de borrachos qué éramos, para que pudiéramos bailar a gusto. Y todo eso sin perder su bonita sonrisa. Grande Anita, ennobleciendo el garito."

"No he bebido nada peor en mi vida. La primera copa era colonia pura. La segunda, pido Barceló y como se acabó la botella la rellenó con Habana 7. Aluciné. Las camareras no podían ser más lentas y desagradables ."

"El señor que atiende en la barra de arriba tiene pésima actitud y muy mala leche. La señora es mucho más amable y servicial. Dan ganas de no volver por el trato del señor de la barra, nos negó un limón para la ginebra y los tenía ahí en la nevera visibles."