DOBLE ALFA BARBEROS Feijoo Calle de Feijóo, 4, Chamberí, 28010 Madrid

"Gente muy agradable y he salido muy contento con mi corre de pelo. He de decir que iba con el pelo largo asique en esta peluquería dominan todos los cortes. En especial Juanma que ha sido quien me ha cortado."

"Como Colombiano desde que llegué no había podido encontrar un lugar que mantuviera el nivel de nuestros Barberos en Mi país. Acá me siento como en Bogotá, van al detalle, son pulidos, sin prisa, muy buena onda todos los barberos. Al que le guste el trabajo de calidad lo recomiendo sin duda alguna."

"He ido por primera vez y he salido muy contento. Carlos ha hecho un gran trabajo con mi pelo de dejado, y ha sido muy amable. Hay muy buen rollo en la barbería. Repetiré mientras no me quede calvo."

"Hoy es la segunda ocasión que acudo a esta peluquería/barbería. En la primera oportunidad, fui sin cita y tuve la suerte de ser atendido. Siento no recordar el nombre del barbero/peluquero. Pero no pudo ser más amable, educado y cuidadoso. Y aunque con mi poco pelo, el corte es sencillo -0,5 toda la cabeza-, resultó metódico y un resultado impecable. Como el precio es competitivo para un rapado y quedé contento, decidí volver a acudir, ya con una cita. Hoy, poco más de una semana después, me presenté en la barbería y me atendió Carlos. Carlos, resultó estar extremadamente atento, al relato de un compañero sobre sus vacaciones por Ushuaia. Mientras me trasquilaba a mí. Utilizo ese verbo, porque es el que más se adecua al poco cuidado y desempeño con el que he sido tratado. Al margen de los arañazos finales en la nuca y los pelos más largos olvidados. Ha habido un momento que, por su brusquedad, he temido que un lunar de mi cabeza cogiera vuelo. Cinco minutos escasos ha durado el trance. Atención y meticulosidad, nulas. Que al no saber sí la razón de este trato, viene dada de un mal día o de estar acostumbrado al ganado, me reservo un juicio más general de su habitual pericia. En mi caso, han perdido un cliente. Por aquello de que no me gustan los arañazos y escaleras. Y tampoco me parece de recibo, tener que presentarme en una peluquería a última hora, para que me arreglen el “destrozo” de la primera."