La Cantarera. Casa rural

"Un remanso de paz, ideal para los avistadores de pájaros. Muy recomendable."

"Casona de pueblo acondicionada para huéspedes. En mi opinión le falta una puesta a punto pues se ve todo deteriorado y viejo. La decoración a mí particularmente no me gustó aunque para gustos los colores. Desayuno a base de café con leche o té y pan tostado con mermelada y en nuestro caso un bizcocho. En definitiva, si vas de paso puede ser una opción aceptable, no para quedarse más días. Eso sí, la propietaria amable y pendiente de que todo estuviera bien."

"No me gustó nada. Para aparcar cerca es difícil, las calles son estrechísimas, en la puerta había ya tres coches, por lo que no pudimos aparcar cerca. El olor nada más entrar es terrible, huele a humedad rancia y a poco ventilado, estaba todo en penumbra y hacia calor, en la habitación había aire acondicionado, pero todo era viejo y descuidado, grietas y desconchones en la pared. Necesita reforma y limpieza, la escalera tenía unas telarañas negras. El desayuno mínimo, café o té (una bolsita en un montón de agua), tostadas de un pan blanco nada rico, también unos tomates partidos con pinta de poco frescos y nada más. Yo no lo recomiendo."

"Un lugar para repetir sin dudarlo. Una casa del siglo XVII reformada y de gran valor, decorada con mucho encanto. Suelo original en planta inferior. La dueña Cristina muy amable, en todo momento atenta a nuestras necesidades, ofreciendo gran información de la zona. Muy conocedora de su entorno, la historia, costumbres y cultura. Un amor de persona. Aún nos queda mucho por descubrir y volveremos a la Cantarera."

"Es un lugar de una paz inigualable. Una casa de 1680 llena de detalles y rincones curiosísimos. Con un gusto exquisito que mezcla lo antiguo, lo cómodo, lo bonito. Cada uno de esos rincones comunica, tienen su historia. Me encantó. La mejor opción fue cenar allí el sábado. Una sopa de tomate buenísima, pollo con salsa de pasas delicioso, sus patatas cocidas con detallín de pimentón y pimientos asados. Para ilustrar la velada un vino con alma: Habla del silencio. Me encantó. Cristina (quién lleva la casa), una mujer súper agradable, nos recomendó sitios muy interesantes. Transmite mucha tranquilidad. Estuvimos muy a gusto. Quiero volver. Pd. El juego de té rosado me enamoró."