Casa Rural las Golondrinas Calle Soledad, 19, 19237 Arbancón, Guadalajara

"La casa es bastante bonita: Vigas de madera vista, muebles de madera maciza, salón a dos alturas, con zona de estar abajo y el comedor arriba, entre fogones y chimenea con plancha para carnes, todo muy rústico. Tiene un porche con futbolín y barra, muy agradable para pasar una velada divertida, también nos ha valido para dejar comida que necesitaba frío y bebidas, ya que la nevera es bastante pequeña, teniendo en cuenta que es para 6 la casa. La pareja que lo regenta es agradable y atenta, viven encima con lo que en un momento están ahí para solventar cualquier problema. Y ahí, por ejemplo, es donde podemos poner cosas a mejorar: les hemos tenido que avisar en bastantes ocasiones, muchas más de las que apetece en 48 horas: - No salía agua caliente de la ducha - La estufa de pellets soltaba mucho humo y, estando entre los dormitorios, el olor y la humareda era insoportable e insalubre. - Los radiadores eléctricos no se encendían o se apagaban rápidamente porque los habían programado para ello. - No habia cacerolas, escurridor para la pasta, una fuente o recipiente para hacer una ensalada. Además decir que, aunque dispone de trona, cuna y bañera para bebés, no es una casa adecuada para niños menores de 4 años que ya sepan andar o niños moviditos en general, porque hay numerosos peligros: escaleras por doquier, un "precipicio" entre el comedor y el salón sin ningún tipo de seguridad, estufas y chimeneas a ras de suelo, una de ellas con un cristal rajado. En definitiva: nuestra niña de 17 meses es tranquila pero aun así no hemos podido despistarnos ni un segundo, estaba más segura en la calle que en la casa. Por último, algunas otras cosas a mejorar: - El sofá, que es cómodo, no tiene funda ni nada y, bueno, no está precisamente nuevo ni limpio, quizá la necesite: por imagen y por higiene. - Hay una puerta dentro de la casa que comunica con la de la dueña y, en 2 ocasiones, Iratxe ha entrado, llamando antes, pero sin esperar a que abriéramos. El segundo día su marido nos informó de que había un candadito y mejor, pero sería conveniente informar a la llegada. - La chimenea del salón es algo pequeña para calentar una estancia tan grande y, lo peor, algo peligrosa: cuando mi marido estaba metiendo leña, se le cayó una plancha metálica de aislamiento encima de la mano. No pasó nada, solo tiene una marca, pero no pareció sorprenderle al dueño cuando se lo dijimos al día siguiente. - La leña que nos proporcionaron estaba mojada. El dueño de la casa nos trató de explicar que, al ser de encina, tardaba más en quemarse. Nosotros en nuestra vivienda, también tenemos chimenea y cada año compramos leña de encina, pero seca. Por todo lo demás, la estancia ha sido agradable, el pueblo es bonito pero si volvemos, probablemente valoremos otras alternativas de alojamiento."