KUIDAORE RAMEN BAR Calle Jacobo Olañeta, 6, 33202 Gijón, Asturias

"Sitio imprescindible para comer ramen. Nos gusta cada vez más este tipo de comida y nos gusta probar sitios distintos y este la verdad que está espectacular. Las gyozas de carrilleras espectaculares, muy muy ricas. Y el ramen está increíble, el caldo el mejor que hemos probado y la carne muy rica. Recomendamos este sitios 100%."

"Anoche fuimos en plan de pareja mi novio, 5 amigos más y yo y la pasamos increíble. La atención 10/10 desde que entramos hasta que salimos nos trataron increíble, la comida muy deliciosa, les recomiendo el lingote de cerdo una delicia crujiente por fuera y jugosa por dentro y no hablar de los ramen's los probamos todos y están muy bien de sabor. Vale muchísimo la pena ir, es una experiencia que vale la pena. La cerveza japonés deliciosa y el sale ni hablar!!!"

"El mejor ramen que he comido en Gijón. Sin duda alguna repetiré. Además, el servicio que nos dieron los chicos del local desde el primer momento fue muy bueno y muy familiar, lo que hace que te sientas como en casa. Buen precio"

"Me gusta mucho la comida japonesa y he probado en muchos sitios y puedo decir que es uno de los mejores hasta el momento. Comida muy variada y también opción vegetariana. Probamos el sake (bebida tradicional japonesa) y tienen una gran variedad del mismo. La comida buena en cantidad, éramos cinco y quedamos satisfechos, lo que más nos gusto fue el ramen y la tarta de queso. Por último la decoración y el servicio espectacular además de un ambiente muy tranquilo, repetire."

"El precio era bastante elevado para el tamaño de los platos. Nos pedimos 3 ramens, 1 entrante y la bebida. Todo costó 76,90€. El servicio algo lento. Los platos estaban buenos. No obstante, algo MUY IMPORTANTE que mencionar es que no tienen carta de alérgenos. Uno de los amigos con los que fui tenía alergia a los frutos secos y la camarera no le dio mucha importancia. Le preguntamos en 3 ocasiones si los platos que ibamos a pedir contenían frutos secos y nos dijo que creía que no. Sin embargo, el entrante que la propia camarera nos recomendó y finalmente elegimos contenía kikos. Menos mal que fuimos nosotros mismos los que nos dimos cuenta."